Las dificultades de los pequeños emprendimientos ante un entorno
complejo son innumerables. El deseo de ser dueño del propio proyecto lo más rápido posible, puede llevar al
interesado a improvisar en el mercado
con consecuencias poco venturosas. La previsión a la hora de comenzar un
negocio resulta muy significativa.
Las preguntas iniciales de todo emprendedor ante el desafío de un mundo intercomunicado y virtual de gran dinámica, bien podrían ser las siguientes: ¿Que se necesita aquí y que habilidad tengo para cubrir esa necesidad? ¿Quién es nuestro cliente? ¿Permite el proceso diseñado, ofrecer al consumidor un producto o servicio ajustado a su necesidad? Para responderlas se proponen dos herramientas: asesoría sustentable y potencialidad en el conocimiento.
La asesoría sustentable
involucra dos aspectos esenciales en esta fase: contable y legal. Ambas son claves
para que todo emprendimiento tenga sustentabilidad y evite en buena medida,
depresiones que puedan llevar al cierre o
quiebra. Por sustentable entendemos lo consolidado, lo que resiste bruscos
cambios.
Si bien causas exógenas como la inflación, crisis
económicas o una fuerte devaluación podrían
condicionar en algunos casos la ejecución y desarrollo de un plan de negocios,
son los factores endógenos provocados
por las malas decisiones las que llevan definitivamente a todo emprendimiento
a sufrir desequilibrios que amenazan su existencia.
La
experiencia enseña que una percepción equivocada del entorno puede llevar a
tomar resoluciones desacertadas que en el corto o mediano plazo pueden llevar a la insolvencia. Para el
emprendedor diligente es más
valioso lo que se hace y como se hace
que la velocidad en realizarlo.
Giusi Alfeo Euán[1] especialista en consultoría señala: “… participar en talleres de actualización, tener asesoría en materia
fiscal, legal y de estrategias de negocio están al alcance de cualquier
emprendedor para tener éxito en su negocio, si cuenta con el respaldo de las
cámaras empresariales”.
El
emprendimiento es un modelo de vida que exige
compromiso personal en especial, con el conocimiento y la adaptabilidad. No solo se invierte dinero
sino tiempo en todo proyecto, ambos recursos son escasos. Una hoja de ruta con
precisos pasos para avanzar es importante.
Disminuir
riesgos mediante una asesoría permitirá sobresalir en un mercado competitivo y
ofrecer un valor agregado al servicio o producto. Abrir un negocio y esperar que vengan los clientes, no es la
mejor estrategia. Emprender el negocio es fácil, administrarlo para que
sobresalga y perdure es el desafío.[2]
Plantearse
ganancias y perder de vista el contexto
económico y la funcionalidad del negocio pueden producir efectos
contraproducentes. Es más importante la meta hacia la cual uno se dirige que la velocidad con la cual se lleva a
cabo.
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La
importancia del asesor está en que facilita la visión al poder dirimir las
dificultades a la vez que diagnostica
y proyecta el negocio, entre otras importantes variables. Solo en la voluntad
del emprendedor y en el convencimiento de la utilidad del consejo profesional,
esta la posibilidad de que esta sinergia
produzca efectos valiosos. Es más fácil enfrentar tormentas en equipo que en
soledad.
¿Cuáles son los principales factores de riesgo para un emprendedor? La falta de conocimiento sobre cómo elaborar un plan de negocios es un claro ejemplo del por qué muchos emprendedores fracasan. La falta de planeación, la carencia de estrategias, el desconocimiento del medio en el que se quiere incursionar y la renuencia a escuchar los consejos de especialistas, son las principales causas de que muchos vean como se desvanece el emprendimiento.
La segunda herramienta de importancia está en
la potencialidad del conocimiento que es el esfuerzo consciente y permanente para saber responder a los cambios.
La irreflexión tarde o temprano tiene un
costo.
No solo la
capacitación a través de cursos resulta de utilidad evidente, sino toda lectura
especializada sobre la temática a la que se tenga acceso abre fronteras y
permite al emprendedor diligente enfocar desde otras perspectivas el negocio.
Asumir riesgos de manera inteligente, es tener
una guía y saber adaptarse de manera flexible a los desafíos de la realidad. El
buen emprendedor reconoce en la asociatividad y su red de contactos, la génesis
del desarrollo. Por eso trabaja continuamente en acrecentar sus vínculos con
otros emprendedores y profesionales.
Afiliarse a las Cámaras del ramo es una opción importante porque facilita el contacto con interesados
que pueden pasar por las mismas
necesidades, además que su estructura legal y técnica, facilita la capacitación,
cooperación y la actualización en temas de
diversas aéreas de interés.
El emprendedor puede asociarse, puede disponer
de invalorables asesores, pero a la hora de decidir tiene que confiar. La
confianza es el factor capaz de transformarlo todo. Es un intangible muy
valioso a la hora de emprender, porque es la clave del conocimiento.
El error del
emprendedor novicio es que por evitar gastos en su formación personal, incurre
en errores cuya reversión pueden tardar años, afectando el entusiasmo para
lograr su propósito. El desconocimiento de aspectos impositivos, legales y fiscales hace vulnerable
cualquier proyecto.
En incontables
ocasiones la quiebra de
empresas es el resultado de decisiones tomadas en el pasado, que
establecieron una relación estructural con el medioambiente que no fue posible
cambiar cuando éste varió.[3] Esa percepción de cambio
es diferente en el emprendedor capacitado, del que no lo es.
Muchas
veces la iliquidez de un emprendimiento se funda más en la negligencia del
manejo de la empresa, que en un desequilibrio económico propiamente dicho. El
factor común de la imprevisión es la desconfianza, por ello resulta importante
trabajar en el aprendizaje permanente.
El emprendedor diligente sabe que
el conflicto y la adversidad son inevitables y se prepara de forma continua
para los desafíos. No distorsiona la realidad, ni la oculta, la acepta.
Reconoce que la falta de previsión en las decisiones puede terminar con la
existencia de muchas empresas y de su propio emprendimiento.
[1] Jaime Tetzpa: “Empresarios unidos
frenan quiebra de nuevos negocios“ https://laverdadnoticias.com/ del 15/2/20.
[2] Como lectura se recomienda el
libro de James C. Collins y Jerry I. Prras “Empresas que perduran” con
multiples ejemplos de principios aplicables a los negocios. Edicion en Españo
Grupo Editorial Norma 1997
Carlos Alberto Ferro, abogado. Especialista en sindicatura concursal y
Entes en insolvencia. Profesor Universitairo. Linkedin: Carlos Alberto Ferro;
blog: derechoinsolvencia.blogspot.com
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