domingo, 18 de febrero de 2024

EL DILEMA DE LOS GOBIERNOS: NAVEGANDO EN UN MAR DE RESCATES INSOLVENTES

 


1.         La iliquidez no distingue entre los sectores público y privado.(a)

 

 

La restricción crediticia, característica de una recesión, afecta a diversos sectores de la economía de manera no uniforme. Esto se debe a que la desaceleración económica tiene un impacto en todo el ciclo económico. Este fenómeno de “contracción” estimula un proceso recesivo que es percibido de manera dispar por los agentes económicos públicos y privados, quienes enfrentan un panorama de riesgo de iliquidez.

La iliquidez es la incapacidad de convertir rápidamente los activos en efectivo sin pérdida de valor. Esto puede provocar problemas de solvencia a corto o medio plazo, ya que la incapacidad de pagar las deudas se agrava con el tiempo. El riesgo de iliquidez se puede medir mediante el ratio de liquidez, que es la relación entre los activos líquidos y las obligaciones a corto plazo. Un ratio de liquidez bajo indica un alto riesgo de iliquidez, lo que señala que se deben tomar decisiones precisas para revertir esta situación.

Las crisis empresariales son situaciones que amenazan la supervivencia de una compañía. Dependiendo de su volumen y tamaño, pueden tener implicancias severas en la macroeconomía de un país debido a la infinidad de interconexiones existentes. ¿Cuál es el cortafuegos necesario de un gobierno para evitar la expansión de una crisis en un determinado sector del mercado o en gobiernos locales sobreendeudados?

Existen negocios que evolucionan de manera diferente en los países y, a su vez, dentro de estos, en sus regiones. Un impacto en los intereses del consumidor o inversor puede generar un pánico con consecuencias impensadas para el sistema bancario o de la construcción. Las consecuencias de millones de víctimas de una crisis inmobiliaria que esperan casas que nunca se construirán pueden desencadenar efectos inesperados para un gobierno. Esto sucede porque la relación entre crisis y desconfianza es bidireccional y compleja. Al retirarse la inversión por la desconfianza, la crisis se exacerba: ¿Se puede establecer cuánto es el porcentaje de consumidores que están afectados por esta situación?

La economía de China ha dependido durante mucho tiempo del motor de la construcción, que representa una quinta parte de su PBI. Si este sector entra en pánico, las ondas vibratorias se extienden a todo un circuito de negocios e inversión, provocando un freno en seco. Dos parámetros profundizan la caída: por un lado, la inversión inmobiliaria cayó un 10% interanual. Por otro lado, los impagos transfronterizos también están resultando difíciles. Esta situación, si se prolonga en el tiempo, amenaza con desempleo masivo, grandes pérdidas para las empresas constructoras, tensión bancaria y afectación de los derechos de los consumidores.

Se destaca la figura del consumidor porque sus hábitos pueden cambiar frente al proceso de recesión y, con ello, el producto o servicio que las empresas ofrecen. El consumidor puede haber pagado por adelantado su producto, y si este no es entregado bajo las condiciones de tiempo y forma pactadas, puede producirse un descalabro psicológico y económico. No se puede infravalorar el comportamiento económico del consumidor. Así, una crisis inmobiliaria provoca un cambio en la asunción de riesgos y, por efecto, en las condiciones contractuales celebradas. La salud financiera del sector es determinante para asegurar la solvencia de las empresas que operan en él.

Cuando los inversores se frenan y dejan de financiar, muchas empresas entran en crisis. Es entonces cuando los gobiernos introducen una batería de medidas para evitar las quiebras sin medir las consecuencias, pensando que solo ese factor reestablecerá la confianza. ¿Puede el sistema reconocer cuando las pérdidas son por mala inversión o por especulación? Aunque ambos conceptos son diferentes, pueden producir por distintos caminos una situación de iliquidez sistémica. El primero se da porque se coloca dinero en un activo cuyo retorno no es el esperado e incurre en pérdidas. El segundo se produce cuando se invierte en activos de alto riesgo con la esperanza de obtener ganancias significativas, pero el resultado es contrario a lo esperado.

 Como se analizará a continuación, la dinámica desestabilizadora puede desencadenarse rápidamente. Las compañías que no advierten esta situación pueden entrar en una espiral de desorden e iliquidez. Esto se debe a la incertidumbre sobre la magnitud de las pérdidas, ya sean por malas inversiones o especulación. Ante este escenario, los gobiernos se enfrentan a un dilema moral: ¿deben intervenir para rescatar a las empresas y gobiernos locales con el fin de evitar daños mayores? Un error en esta decisión puede ser catastrófico para la economía, ya que puede comprometer la salud financiera de un país.

 

2.  Medidas gubernamentales de apoyo sin garantías para cubrir déficits privados

 

El caso de China despierta interés por la forma en que está abordando su situación. El gigante asiático está considerando la alternativa de brindar apoyo financiero sin garantía a las empresas constructoras calificadas que se encuentran en dificultades financieras. El sector inmobiliario en ese país está atravesando una compleja crisis con un déficit estimado en U$S 446.000 millones. Con esta medida, pretende estabilizar al sector, aliviarlo y entregar las viviendas sin terminar. La ayuda se instrumentaría a través de bancos que prestarían capital de trabajo, pero con una línea de financiación no garantizada. Este esquema conlleva múltiples riesgos.

El primero de ellos es qué sucede en caso de impago del préstamo. ¿Quién asume la pérdida, el banco o el Estado nacional o local? Por otro lado, las consecuencias macroeconómicas de esta medida no han sido del todo evaluadas, más allá de que se pretende, en lo inmediato, calmar a los compradores de viviendas ante el temor de que esas casas no se terminen. Así, la solución de corto plazo puede producir un problema mayor a largo plazo.

El segundo de los riesgos es que la pérdida de liquidez para las constructoras continúe, profundizando la caída del mercado inmobiliario, lo que resultaría en que más viviendas no se concluyan y privaría a la economía de un motor clave de crecimiento. Esto también plantea dudas sobre la liquidez de los gobiernos locales para soportar la pérdida de ingresos por la recesión inmobiliaria del sector, en especial, los provenientes de las ventas de terrenos para la construcción.

El principio utilizado por el gobierno de China es el mismo que el de los países occidentales para resolver problemas de iliquidez: inyectar fondos al sector a través de bancos, pero limitado a aquellos que tengan buena calidad de activos. Sin embargo, esto puede provocar una traslación del riesgo, que se potencia por la falta de garantías. Se alivia al sector de la construcción, pero se genera un mayor peso y posible pérdida al sector bancario. ¿Ayudará esta medida a mantener una rentabilidad razonable? ¿Qué es más inestable para la economía, una crisis inmobiliaria o bancaria? ¿Y si ambas crisis se superponen? Toda política de flexibilización traerá consecuencias en otra parte del sistema porque alguno de los engranajes soporta más carga que los otros.

Se llega a una fase de la crisis donde la alarma se enciende no solo para un país, sino para una región. La recesión del sector inmobiliario en China puede extenderse a toda la región de Asia-Pacífico, produciendo una desaceleración del crecimiento y la inversión, lo que resulta ser el temor de la economía global. Un dato preocupante en esta mirada, dada la envergadura del mercado inmobiliario en ese país y sus conexiones con el sector público, es la banca en la sombra expuesta a fuertes desequilibrios vinculada al sector. El segmento inmobiliario abarca un 29% del PIB, por lo que el colapso de la “inmobiliaria más endeudada del mundo”[i] puede arrastrar a las demás empresas, provocando una caída estrepitosa de la economía con diversos efectos geopolíticos.

La mezcla exuberante de construcción y operaciones riesgosas termina por afectar a todo el sector, en este caso inmobiliario, bancario y a sus consumidores. Algo similar sucedió con las hipotecas subprime en el año 2008 en EE.UU, que terminó provocando una crisis de liquidez mundial. Los compradores de viviendas con frecuencia solicitaban hipotecas para comprar inmuebles antes de que se completara la construcción, proporcionando a los desarrolladores un flujo constante de ingresos y liquidez que utilizaban para operar y construir más casas. Ese modelo de negocio en China parece haberse agotado, la especulación ha hecho que las casas chinas sean las más caras del mundo en términos de relación precio-ingreso.[ii]

 Señalan medios económicos[iii] que el gigante financiero Zhongzhi Enterprise Group,[iv] ha revelado la profundidad de sus dificultades financieras y ha admitido a los inversores que es "gravemente insolvente" con un déficit de 36.400 millones de dólares. Esta firma financiera está muy ligada con sus inversiones al mercado inmobiliario chino, por su volumen de pasivos, el gobierno deberá intervenir sea de forma expuesta o no.

              La auditoría realizada revela un importante agujero contable, una situación que ha sucedido en numerosas ocasiones con este tipo de conglomerados. El fracaso de las medidas de autorrescate solo aceleró los problemas, causando un impacto profundo en un mercado deprimido que está en busca de modelos para recuperarse. De hecho, el gobierno está analizando la posibilidad de replicar el modelo de vivienda social de Singapur.

Otro dato que resalta la complejidad del mercado inmobiliario en ese país es que este banco adquirió activos de otro gigante chino en problemas: Evergrande,[v] quien recientemente declaró su quiebra. El riesgo significativo de sus operaciones comerciales superó el grado de solvencia que podía soportar, por lo que la compañía no tiene suficientes activos para cubrir su deuda a corto plazo. Un antecedente importante es que los bancos prefieren otorgar préstamos a empresas que cuentan con el respaldo de los gobiernos locales, ya sean empresas estatales o empresas privadas bien conectadas pero ineficientes.[vi] Posición muy susceptible para inversores y consumidores.

 

3.                                     Crisis y desconfianza, son dos factores que se retroalimentan

 

Se observa que en la situación descrita, concurren factores económicos, sociales y psicológicos. Toda fiebre económica conmueve la moral social. No se trata solo de la creación de dinero y la velocidad del circuito de los negocios que se impregnan con el sector inmobiliario, sino que la crisis del sector provocará sin dudas una desconfianza letal en la economía. La magnitud de esta no puede determinarse solo por el valor de la deuda contraída por la empresa Evergrande[vii] o Zhongzhi Enterprise Group, sino también por la capacidad de absorción del mercado y sus consecuencias. En resumen, no se trata de un fenómeno exclusivamente aritmético, sino coyuntural.

Sucede que aun cuando se encienden las alarmas,  empresas como Evergrande, en lugar de fortalecer los controles, profundizan el desorden, en su caso se llegó  a contabilizar más de U$S 81.000 millones de dólares en pérdidas para el mes de julio de este año. Puede que detrás de esta implosión se encuentren aspectos de la política crediticia del gobierno central poco transparentes o ineficientes, pero la mayor responsabilidad recae en la falta de auditorías internas y externas.[viii] Es el fenómeno de la expansión rapaz y de la exuberancia irracional, la desconfianza es un multiplicador intangible de la iliquidez.

La insolvencia de una unidad de negocios produce la interrupción de un ciclo de producción y con ello el cese de la actividad laboral y de capital, así como también la discontinuidad de la vinculación entre los agentes económicos. Si esto se reproduce a determinada escala, como la energía que libera un sismo, el mercado se encuentra con un quiebre de las corrientes de ingresos, que afecta a la economía. Destacan especialistas que en los últimos meses aumentó el flujo de salida, las familias chinas están enviando grandes remesas de dinero al extranjero. Esto es una prueba de la falta de confianza en la economía.

Ninguna compañía está exenta de sobrevalorar el riesgo. El mero entusiasmo puede crear ilusiones y convencerse de que no hay que hacer ajustes. Una repentina crisis de deuda en la empresa Country Garden dejaría a más familias chinas desamparadas. Gestionar la confianza y las expectativas se vuelve una odisea para los gobiernos. Si no hay transparencia en la información contable y divulgación completa de las operaciones, se distorsionan las decisiones y los errores de gestión pueden provocar fuertes exposiciones a la insolvencia.

El problema de Country Garden no es el apalancamiento excesivo al estilo de Evergrande. Más bien, la empresa es víctima de una pérdida de confianza que, a corto plazo, puede llevar a una implosión en la cadena de suministros del sector inmobiliario. Sin embargo, ambas empresas comparten la crisis de liquidez ante un auge inmobiliario sobrevalorado y sobreconstruido.

Todos tratan de esconder los errores cometidos, tanto en el sector privado como público. El ciclo de recesión potencia esas vulnerabilidades inherentes en toda compañía, y en un contexto donde el volumen de deuda privada y pública no tiene antecedentes en la historia, resulta necesario extremar el uso de medidas preventivas por seguridad económica. El riesgo moral es alentar a otros a asumir riesgos indebidos con la creencia de que alguien los rescataría, toda vez que la amenaza de implosión es más costosa en términos generales que el salvataje en sí. Nadie es inmune al incumplimiento y más aún cuando los datos no son transparentes.

 La ventas de tierras se han desplomado y miles de empresas, dirigidas por funcionarios provinciales,  conocidas como vehículos financieros de los gobiernos locales (LGFC), enfrentan problemas. Según estimaciones del banco Goldman Sachs, estas empresas tienen una deuda de 61 billones de yuanes (8,6 billones de dólares), lo que equivale a aproximadamente la mitad del PBI de China. Por lo tanto, tienen dificultades para realizar los pagos.[ix]

 Los pasivos de la empresa “Zhongzhi” están fuertemente entrelazados con los constructores, gobiernos locales e inversores urbanos chinos. Esto significa que plantean riesgos de contagio financiero. No se trata solo de inyectar fondos a una empresa, sino de desapalancar forzosamente el sector inmobiliario. Las medidas graduales, como el apoyo gubernamental sin garantías para cubrir déficits privados, pueden generar más incertidumbre, potenciando el contagio en el ecosistema.

No son solo dos o tres empresas constructoras las que están comprometidas. La falta de transparencia del sector y su vínculo con las finanzas en la sombra, exponen la incertidumbre que se retroalimenta con la crisis. Se estima que más de 50 empresas constructoras estarían en situación de impago. En 2020, el gobierno chino tomó medidas enérgicas contra el endeudamiento excesivo, limitando la capacidad de las compañías de bienes raíces para recaudar dinero y provocando una serie de incumplimientos. Consideraba que las viviendas son para vivir y no para especular. Todo el ecosistema que se construyó alrededor sufrió las consecuencias de la medida política, y sus efectos se están notando. La quiebra de muchos desarrolladores inmobiliarios está en curso.

 

4.  La intervención gubernamental para evitar quiebras puede frenar el crecimiento económico y aumentar el déficit fiscal

 

La insolvencia de una unidad de negocios interrumpe un ciclo de producción, cesando la actividad laboral y de capital, así como también la relación entre los agentes económicos. Si esto se reproduce a gran escala, similar a la energía liberada por un sismo, el mercado experimenta una ruptura en las corrientes de ingresos, afectando a la economía en general.

También ocurre con cualquier intento de frenar las quiebras, ya que no se deben evitar, sino administrar. La tasa de quiebras es un índice que debe considerarse para evaluar la salud de la economía y tomar las medidas necesarias por parte de los responsables de las políticas económicas. Al igual que la aspirina no es efectiva para prevenir una enfermedad cardíaca, los rescates tampoco son efectivos para evitar un colapso generalizado sin consecuencias.

Cuando muchas empresas no pueden deshacerse de sus deudas incobrables a través de la reestructuración voluntaria, deben reducir los nuevos préstamos y pagar los pendientes. Existe la creencia colectiva por parte de ciertos gobiernos de que evitando quiebras se evita un “momento Lehman”, o un evento que desencadene una crisis. El resultado es una productividad frenada, un malestar económico más profundo[x] y la impresión de dinero para evitar el colapso de los gobiernos locales o ciertos sectores del mercado, como el inmobiliario, para evitar la transmisión de iliquidez.

La destrucción creativa, el proceso mediante el cual las economías de mercado reemplazan empresas fallidas por otras más eficientes, presenta a China un gran dilema. ¿Qué herramientas tendrá el gobierno para enfrentar esta situación? ¿Tiene el gobierno de ese país previsto aplicar quiebras generalizadas? Los funcionarios presionan a los bancos para que prolonguen la vida incluso de las empresas más improductivas. Alguien debe considerar la carga que esto representa para los contribuyentes, sin dejar de considerar que la creación de riesgo financiero, al postergar la decisión de reestructuración legal, puede ser un delito penal.

Sin una adecuada administración de los procesos de quiebra, las empresas en dificultades no tienen otra opción que “refinanciar”, reemplazando las deudas existentes por otras nuevas, pero aumentando los riesgos que repercuten negativamente en una economía. Si los propios tribunales de quiebras prolongan los procedimientos en un intento de evitar la liquidación, lo que hacen es postergar una solución natural del mercado. Esto genera no solo más riesgo, sino que provoca que el activo de esas empresas disminuya aún más tras la postergación del pago a los acreedores.

La acumulación severa de deuda puede tener grados de trastornos, pero no desaparece si se la oculta o posterga en su tratamiento, es como una ley de la física, ineludible. La solución es que hay que esterilizarla y el proceso legal de quiebra es el natural para desinfectar ese agente patógeno negativo para toda economía. Postergarla, es permitir que esa deuda se acumule.

El intercambio de préstamos de alto costo por bonos de refinanciación, que conllevan tasas de interés más bajas, alivia la presión de pago que soportan los agentes económicos, empresas y ciudades, pero las deudas no están siendo eliminadas. Se advierte que en China el billón de yuanes para la renovación urbana, si se materializa, probablemente alentará a más personas a comprar casas, pero millones de personas más seguirán esperando la entrega de propiedades por las que pagaron por adelantado.[xi] Ahora el rescate no es selectivo, por empresas, sino por sectores de la economía, lo que significa más costo para el Estado. Postergar decisiones no siempre trae beneficios.

 

 

5.   Los rescates gubernamentales excesivos y la disfuncionalidad económica

 

Los costos no distinguen entre los sectores de la industria y los servicios. Los tiempos de sincronización desafían a los responsables de las empresas y gobiernos por igual al considerar si los objetivos establecidos son lo suficientemente flexibles para enfrentar entornos económicos críticos. Perseguir objetivos rígidos por cualquier motivo puede llevar a tomar decisiones erróneas que comprometan la capacidad y liquidez de las empresas o estados. Desde la perspectiva expuesta, los rescates gubernamentales pueden dar lugar a excesos que dañen la economía.

Es razonable identificar errores y posibles riesgos. Incluso puede ser necesario replantear la planificación y la gestión en todos los niveles, incluso si los rescates gubernamentales son beneficiosos o contraproducentes, ya que los negocios que dependen únicamente de la financiación externa están condenados. Si la crisis del sector inmobiliario en China se extiende a los bancos, el contagio tendrá un nuevo vehículo propulsor porque el campo de acción no se limitará a las inmobiliarias sino al sistema financiero, con sus ramificaciones sociales. Son los innumerables compradores de viviendas quienes, habiendo pagado por adelantado, no tienen su vivienda. En este punto, el problema adquiere otra dimensión, ya que estos mismos perjudicados tampoco podrán pagar su hipoteca ni mucho menos los impuestos.

Los problemas de iliquidez rara vez afectan a un solo sector. Este error de perspectiva puede conducir a mayores riesgos. En este caso, los problemas del mercado inmobiliario se están extendiendo a las compañías fiduciarias financieras de China,[xii] que ofrecen inversiones con rendimientos más altos que los depósitos bancarios estándar y a menudo invierten en proyectos inmobiliarios. Es un principio de las finanzas que la salud del sistema financiero depende en gran medida de la fortaleza de la macroeconomía.

             Algunas firmas de inversión crediticia señalan que esta es la gran preocupación, que una ola de impagos pueda extender las pérdidas por todas partes. Esto podría convertirse rápidamente en una crisis financiera nacional si los mercados crediticios se paralizan y los depositantes minoristas y corporativos comienzan a preocuparse por la estabilidad financiera de los bancos que poseen una gran cantidad de bonos de gobiernos locales.[xiii]

 

Los planes implican que el gobierno central está dispuesto a imprimir dinero para evitar el colapso de esos gobiernos y del mercado inmobiliario, pero esa ola de préstamos sin un monitoreo adecuado puede llegar a favorecer a las empresas estatales, desplazar la inversión e impedir el gasto en investigación y desarrollo industrial. Condiciones propicias para un estancamiento primero y luego una implosión.

Un dato para considerar es que China ha sido la fuente de más del 40% del crecimiento económico mundial, en comparación con el 22% de Estados Unidos y el 9% de la eurozona, según BCA Research.[xiv] Se comparte el criterio de quienes sostienen que una caída en el gasto de los consumidores en China perjudica a las empresas que hacen negocios allí. Una economía china más débil también significa afectar a diversos sectores de la industria global. [xv]

 

6. Reflexiones finales

 El estrés crediticio puede tener consecuencias negativas para las empresas y los gobiernos, como la pérdida de confianza, la reducción del crédito disponible y el aumento del riesgo de insolvencia. No es posible escindir el riesgo económico del riesgo social. Es crucial que los agentes públicos y privados gestionen adecuadamente su nivel de endeudamiento, su estructura financiera y su flujo de caja. Una ruptura corporativa desordenada puede afectar incluso a los gobiernos, dependiendo de su interconexión.

Es esencial para los gobiernos gestionar eficazmente su liquidez para mantener la estabilidad económica y la confianza de los inversores. Tanto los rescates masivos como los selectivos pueden ser contraproducentes, ya sea para beneficio de actores públicos o privados. El dilema moral se presenta en ambas direcciones, ya que se intenta una corrección económica de manera artificial. La discrecionalidad excesiva de los rescates puede ser problemática en una economía si potencia la incertidumbre o la percepción de injusticia porque se ignora el derecho de propiedad y el sustento de los propietarios.

¿Qué preocupa a los inversores en casos de insolvencia sistémica? A los inversores les preocupa que las autoridades no actúen con la suficiente rapidez y transparencia para evitar una escalada de la crisis. Cuando no se detiene a tiempo, los problemas se ramifican en el circuito de inversión y crédito, por ejemplo, al sistema bancario en las sombras de compañías fiduciarias financieras muy entremezcladas en los negocios inmobiliarios. Todo gobierno que se considere responsable debe dar gran importancia a la prevención y resolución del riesgo de deudas “ocultas”, tanto de los gobiernos locales como de los bancos. [xvi]

Hay momentos en que los gobiernos ralentizan las cosas porque eso es lo que quiere el consumidor o el público en general. Pero hay momentos en que el gobierno se mueve lento porque no sabe cómo moverse rápido, y eso es un problema para la economía. Se verá si la confianza regresa al mercado, o los inversores se mantienen alejados y a la expectativa, mientras los procesos de quiebras se acumulan planteando grandes dilemas para los gobiernos.

Cabe preguntarse: ¿Qué efecto tendría en la economía que millones de personas no paguen las hipotecas sobre viviendas que nunca se van a construir? Hay que esperar qué comportamiento tendrán esos consumidores si la economía tropieza, porque se puede transformar en un catalizador disruptivo en la economía. Así resulta que, con los potenciales costos de los gobiernos para el rescate de sectores públicos y privados insolventes, termina afectando la salud de las finanzas públicas y sembrando semillas que potencian una fuerte posibilidad de crisis de deuda soberana ante las restricciones presupuestarias.

La deuda pública total por pagar fuera de la hoja de balance de China, ronda entre los 7 y los 11 millones de millones de dólares, un verdadero punto crítico.[xvii] El dilema de todo gobierno que navega en un mar de insolvencias será entre rescatar al sector privado o al público, quizás sea más conveniente a ambos, pero: ¿A qué costo para la economía? Esa es la cuestión. El desafío es entonces encontrar un equilibrio entre disciplina, previsibilidad y transparencia para mantener la confianza de inversores, consumidores e instituciones, de lo contrario, la ingobernabilidad de la crisis amenaza como un gran tsunami económico.

 

 Carlos Alberto Ferro

 

 





[i] Evergrande, se estimaba para el año 2001 que la empresa tenía una deuda de US$300.000 millones en https://www.bbc.com/

[ii] ¿Puede China con su crisis inmobiliaria? www.theeconomist.com 23.01.2023

[iii]Cae la primera ficha de la banca en la sombra en el gigante dominó de China”  en https://www.eleconomista.es/

[iv] Gestor de patrimonio de propiedad privada, forma parte de la banca en la sombra de China

[v] Según informaciones la empresa tiene hasta los primeros días de diciembre para presentar un plan de reestructuración ante un juzgado de Hong Kong, de lo contrario, se procedería al cierre.

[vi] Como salvar a la economía de China” www.theeconomist.com 23.11.2023

[vii] Christian Shepherd, “El gigante chino Evergrande…” https://www.infobae.com/ 18.07.2023

[viii] Alexandra Stevenson, “La caída de China Evergrande…” https://www.nytimes.com/ 4.12.2023

[ix] “China se acerca a un gran rescate” www.theeconomist.com 30.11.2023

[x] “La economía China …” en www.theeconomist.com 2.11.2023

[xi] “China se acerca a un gran rescate”  www.theeconomist.com 30.11.2023

[xiii]Llega a un punto crítico la deuda pública de China” https://diario.mx/ 6.12.2023

[xiv]  J. Eduardo Moreno, “Lo que hay que saber de la crisis inmobiliaria china” https://www.nytimes.com/ 21.08.2023

[xv] Se recomienda para ampliar este tema el artículo del periodista Keith Bradsher, “ El aumento de la deuda de China…” https://www.nytimes.com/ 5.12.23

[xvi] Llega a un punto crítico la deuda pública de China” https://diario.mx/ 6.12.2023

[xvii] La agencia de calificación Moody's rebajó la perspectiva de la calificación crediticia de China de "estable" a "negativa" en diciembre, citando la deuda del país y la desaceleración del crecimiento. Ver: “China reconoce dificultades…” en https://www.lanacion.com.ar/ 12.12.23

(a) Publicado originalmente en el perfil de autor linkedin, diciembre 2023 web site: https://www.linkedin.com/posts/especialista-derecho-insolvencia_el-dilema-de-los-gobiernos-entre-insolvencias-activity-7141430859391303680-z8iX?utm_source=share&utm_medium=member_desktop



sábado, 27 de enero de 2024

INSOLVENCIA SOBERANA, UN FRENO AL DESARROLLO ECONÓMICO Y UN CATALIZADOR DE LA GEOPOLÍTICA GLOBAL

 


1.   Sumario:

             Los programas de estímulo fiscal que se han implementado en los últimos años han elevado el riesgo de insolvencia soberana y fragmentación económica. Hay varios factores que pueden intensificar estos riesgos en todo el mundo, ya sea de manera individual o conjunta, resultando en una mayor iliquidez para los gobiernos. Estos factores incluyen el deterioro de las condiciones crediticias debido a sus altos costos, el impacto del cambio climático en la inflación, la gestión inadecuada de las tasas de interés, políticas monetarias erróneas, la corrupción y shocks externos, todos los cuales aumentan no solo los déficits fiscales sino la incertidumbre.

              Como consecuencia, la productividad en el comercio internacional se ve afectada. Esto desencadena un malestar económico más profundo que agrava las desigualdades sociales e impide el desarrollo económico. Al mismo tiempo, actúa como un catalizador en la reconfiguración geopolítica global. Esta reconfiguración impulsa cambios en el equilibrio de poder entre las naciones, los cuales pueden afectar sus condiciones económicas y solvencia. Muchos países se enfrentarán a la difícil elección entre pagar su deuda o invertir en desarrollo.

 

2.  Las crisis de deuda soberana han vuelto con otros actores y otros volúmenes.

 

A las crisis de deuda se las define como episodios de stress en el acceso al financiamiento y atrasos significativos en el servicio de deuda sea de capital, interés o ambas. Se relaciona con eventos que provocan serias tensiones financieras sobre el costo marginal de nueva deuda, refinanciación de capital o intereses adeudados. [i] El impago soberano se da cuando un gobierno incumple con el pago de la deuda contraída con extranjeros sean entes privados o públicos. La crisis de deuda suele definirse no en base a la situación de inestabilidad financiera inicial, sino a la forma de resolución de estas.[ii] La experiencia de los últimos años indica que todo rescate soberano tiene un costo mayor que aquel que se haga progresivamente y con tiempo para evitar un default. Las crisis de deuda no se superan solo con préstamos.

 Durante meses, el gobierno de Sri Lanka[iii] agotó sus reservas de divisas en un intento de fortalecer su moneda y pagar el servicio de su deuda externa. Sin embargo, en abril de 2022, anunció que cesaría los pagos de sus cuotas denominadas en moneda extranjera, lo que hizo que el pago de la deuda externa se volviera inaccesible.[iv]  Esto provocó que, al mes siguiente, el país entrara en default. Al igual que Sri Lanka, muchos otros países, al quedarse sin reservas de divisas, no pueden pagar las importaciones, desde alimentos hasta combustibles y medicinas. Esto interrumpe todo el ciclo comercial y, lo que es peor, no satisface las necesidades de los ciudadanos.

 La inflación mensual de más del 50% es solo uno de los factores que están afectando la economía de Sri Lanka. A pesar de los préstamos puente que puedan ofrecer el FMI u otros organismos bilaterales, sin un cambio cultural en la sociedad, ninguna transformación será sostenible. No existe una normativa de insolvencia que pueda revertir la situación de déficit fiscal crónico.

La insolvencia soberana es un problema que tiene más raíces culturales que económicas. Está estrechamente vinculada a la falta de disciplina fiscal, a la dilapidación de fondos públicos sin sanción y, en particular, a la percepción de muchas personas que creen tener derechos económicos, pero no reconocen sus obligaciones. En 2023, la junta ejecutiva del Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó un préstamo de 3.000 millones de dólares para ayudar a Sri Lanka a superar la crisis financiera que ha sumido a la nación en una crisis económica y política durante más de un año.[v] Sin embargo, la situación en ese país no se ha estabilizado.

  Sri Lanka también logró una moratoria de dos años en el pago de su deuda con China, uno de sus principales acreedores. Sin embargo, no tuvo el mismo éxito con otros tenedores privados u organismos bilaterales. En una sociedad acostumbrada al despilfarro, el desorden se convierte en su propia trampa. En este contexto de crisis superpuestas, cualquier reajuste gubernamental traerá consigo injusticias económicas. La conmoción que puede provocar una crisis de deuda soberana representa una amenaza real debido a la implicación de acreedores públicos y privados, la complejidad de los instrumentos financieros de deuda involucrados y las diversas garantías en juego.

           Los shocks externos pueden intensificar las vulnerabilidades existentes, como es el caso del actual conflicto en el Medio Oriente. Sin embargo, las debilidades son inherentes a cualquier estructura gubernamental que enfrenta una crisis de deuda soberana y que tiene a su cargo la política monetaria. Si se opta por imprimir dinero a expensas de la inflación, se dejan crecer los déficits fiscales y no se gestiona adecuadamente la corrupción endémica, las autoridades son las responsables de las decisiones tomadas y de las consecuencias. Ningún préstamo puente o rescate puede solucionar esa forma de pensar.                     

       Sri Lanka enfrenta un factor adicional que posee un gran poder de daño a la sociedad, al igual que en Argentina: los sindicatos. En este contexto, cualquier resolución que busque privatizar empresas estatales deficitarias es bloqueada por estas organizaciones a través de huelgas y acciones desestabilizadoras. Surge la pregunta: ¿Por qué la ciudadanía debe contribuir con los privilegios y los fondos de los sindicatos en un entorno crítico de insolvencia soberana? Además, se plantea otra cuestión: ¿Por qué se confunde al gobierno con el Estado?  Todo cambio que genere amenaza produce resistencia.

               Alexis Rieffel,[vi]  señaló que los procedimientos para resolver una crisis de deuda internacional se asemejan a un circo de tres pistas. En el primer círculo, el país en quiebra negocia con el FMI, que debe determinar cuánto puede pagar el país y qué nivel de ajuste fiscal debe soportar. En el segundo círculo, el país solicita clemencia a otros gobiernos a los que adeuda dinero. Y en el tercer círculo, busca un acuerdo ‘comparable’ con los prestamistas privados. Pero ahora al concierto de acreedores se suma China y otros países, con una cultura diferente al momento de conciliar soluciones.

               En este escenario global, es crucial que los estados busquen un equilibrio de fuerzas económicas para evitar distorsiones de gran magnitud en lo que respecta a la deuda pública. A diferencia de otras crisis, como la que ocurrió en Latinoamérica en la década de 1980, hoy en día los países tienen una deuda mayor en relación con su PBI y tienen una variedad más amplia de obligaciones con un rango más amplio de acreedores. Para muchas economías emergentes, los bonos han superado a los préstamos bancarios.

            En 2023, la deuda total ascendió al 238% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial, lo que representa un aumento de nueve puntos porcentuales con respecto al nivel de 2019. En términos de dólares estadounidenses, la deuda aumentó a 235 billones de dólares, lo que supone un incremento de 200.000 millones de dólares en comparación con el nivel de 2021.[vii]  Según un informe de la agencia Bloomberg, el aumento de las tasas de interés ha intensificado las vulnerabilidades derivadas de la deuda, incluso en todos los países en desarrollo. Solo en los últimos tres años, se han producido 18 casos de impago en 10 países en desarrollo, superando la cifra registrada en las dos décadas anteriores.[viii]  La problemática de la deuda afecta tanto a los países desarrollados como a los que no lo están, pero algunos tienen herramientas para su tratamiento mientras que otros no.

              De acuerdo con los datos de Datosmacro.com, en 2023, la deuda pública de China ascendió a 13.065.012 millones de euros, lo que representa el 76,98% de su Producto Interno Bruto (PIB). Este nivel de endeudamiento es uno de los más altos entre las economías emergentes y ha experimentado un aumento desde el 71,84% del PIB en 2021.[ix]  Por otro lado, el mismo sitio web indica que Estados Unidos es el país con la mayor deuda del mundo. En 2022, la deuda pública de este país fue de 29.308.819 millones de euros, lo que supone un incremento de 4.405.158 millones en comparación con 2021, cuando la deuda ascendió a 24.903.661 millones de euros. Esta cifra implica que la deuda en 2022 alcanzó el 121,31% del PIB, lo que representa una disminución de 5,11 puntos porcentuales en comparación con 2021, cuando la deuda representó el 126,42% del PIB. [x] Sin embargo, sigue siendo alto el porcentaje.

           El 60% de los países con ingresos bajos se encuentran en una situación comprometida debido a sus obligaciones de deuda externa, enfrentando un alto riesgo de sobreendeudamiento. El pago de los intereses de esta deuda no solo obstaculiza su desarrollo, sino que también limita su capacidad para atender las necesidades básicas de la sociedad, como la salud, la educación y el transporte. Además, las tasas de interés variables pueden provocar un aumento inesperado en las condiciones de pago, lo que agrava aún más su situación financiera.

           Las crisis de deuda soberana han resurgido en el escenario global, pero con características que difieren de los ciclos de impago anteriores. Actualmente, nuevos acreedores, como China e India, que no estaban presentes en años pasados, se han unido a la escena financiera global. Tanto los países desarrollados como los emergentes y de bajos ingresos, han incrementado su nivel de endeudamiento, alcanzando volúmenes históricamente sin precedentes. Las condiciones, los actores involucrados y los instrumentos financieros asociados a las deudas soberanas han evolucionado, presentando nuevos desafíos. Estos desafíos deben ser abordados no solo desde una perspectiva económico-financiera, sino también como se propone en este trabajo, desde un enfoque cultural.

3.  Los shocks externos intensifican los problemas de deuda soberana originados en el desorden fiscal

  

                 Un ‘shock externo’ se refiere a cualquier evento que, aunque ajeno a la economía local, tiene un impacto significativo debido a las vulnerables condiciones macro y microeconómicas. Los cambios en los precios de las materias primas, el costo de la energía, las fluctuaciones en las tasas de interés y los conflictos bélicos, que se han intensificado a nivel mundial, tienen impacto en las finanzas públicas.[xi]  La moderación de estos efectos depende en gran medida de un cierto orden fiscal interno y de la adopción oportuna de medidas contra cíclicas para amortiguarlos.

               Si a la incertidumbre externa se suma la interna, las posibilidades de potenciar la insolvencia soberana en estos tiempos son mayores. Por citar un ejemplo, en la actualidad se están generando fuertes tensiones entre los gobiernos y sus bancos centrales, en un escenario de profundas transformaciones geopolíticas. Ahora que las tasas de interés han aumentado, las facturas de intereses están agotando los presupuestos gubernamentales y las metas de inflación se están diluyendo ante las perspectivas de los bancos centrales de intentar contenerla. 

                Maquiavelo sostiene que donde existe buena disciplina, hay orden y rara vez falta la buena fortuna. La situación de Argentina en este panorama es muy particular. Décadas de economía populista y un Banco Central que sobrevive ejecutando un esquema Ponzi de alto rendimiento con los bancos, han dejado al gobierno con un alto grado de iliquidez. A los argentinos les cuesta aprender de la historia económica, a pesar de las sucesivas caídas y altos niveles de inflación. Está profundamente arraigado en gran parte de la sociedad la idea de que todo es gratis, educación, salud, ect., ignorando que todo gasto público es un ingreso privado vía impuestos o por emisión monetaria inflacionaria.

Según tituló el Wall Street Journal,[xii] Argentina es un caso clásico de “dominancia fiscal”, donde la cultura populista del derroche no tiene sanciones para los irresponsables de las políticas monetarias y económicas. Todos salen ilesos y ninguno asume la mala praxis económica que produce injusticia social en una amplia franja de la sociedad. El despilfarro sin conciencia social forma parte de la cultura de grandes sectores de dirigentes y de la población. La mala comprensión del término justicia social provocó mayor pobreza y endeudamiento con niveles críticos.[xiii]  

Stephanie Kelton,[xiv] es una de las principales voces de la teoría monetaria moderna, que sostiene que la inflación y la disponibilidad de recursos (ya sean materiales o mano de obra) son los límites clave del gasto público, en lugar de las restricciones presupuestarias tradicionales.[xv]  Greg Ip señala con acierto que lo que distingue a Argentina de otros países no es tanto lo económico sino lo político: su banco central está completamente subordinado al tesoro. En otros términos, el presidente del BCRA hace lo que el político de turno le dice, porque no tiene independencia ni criterio de ninguna clase.

            Una de las lecciones que deben tener en cuenta los países ante el flagelo argentino y que tienen debilidad por el gasto improductivo y excesivo déficit público, como Sri Lanka, es que la mala gestión económica, la aguda corrupción y los antecedentes de impago serial dejan a todo país sin acceso a los mercados de capital y, lo que es peor, sin credibilidad. Por lo tanto, en los países citados, el banco central financia el déficit comprando deuda pública en el mercado abierto y prestando directamente al Tesoro. Una fórmula perfecta para la tensión permanente y una invitación para la próxima crisis de hiperinflación y deuda soberana que se incuba a diario. Los males no hay que buscarlos afuera, sino dentro de las propias fronteras como símbolo de la desesperanza.

                 El Banco Central de Argentina no solo ha favorecido la inflación en los últimos años, proyectada a más del 213% anual para 2024, sino que también ha provocado un estancamiento con inflación, un fenómeno económico conocido como estanflación, debido a su falta de autonomía para combatirla. Este análisis sugiere que el mundo podría replicar el modelo del país sudamericano, pero a gran escala en términos de deuda pública. El gasto deficitario ilimitado, financiado por la impresión ilimitada de dinero, está teniendo consecuencias en el escenario global.  Esta perspectiva se ve potenciada por el esfuerzo de algunos gobiernos para rescatar sistemas financieros o algún sector de la economía en crisis sistémica, como sucede con China y su sector inmobiliario, [xvi] que lo limitan al tener que condonar deuda de sus países deudores.

Iván Werning ,  dijo que la matemática es simple: imprimir suficiente dinero para financiar un déficit del 5% del PIB requiere expandir la base monetaria (como la moneda) en una cantidad similar, lo que por supuesto, devalúa el dinero que el público ya posee, generando un “impuesto” inflacionario. La inflación de Argentina alcanzó el 142% en octubre del 2023. Esto que parece tan sencillo, es difícil de entender en grandes porciones de la sociedad, donde lo gratuito se asimila a un derecho inalienable, hasta límites de cuestionar porque una porción de la sociedad tiene que trabajar si la otra parte la puede y debe sostener a través de planes sociales o subsidios. [xvii]

          Si se contara con un Banco Central independiente que pueda enfrentar la inflación y que sea autónomo del poder político de turno, la economía evitaría muchos sobresaltos. Países como Perú, Chile y Uruguay son ejemplos de esta estructura. Este es el modelo para seguir, basado en la disciplina y la independencia de criterios. Sin embargo, el mayor obstáculo para esta transformación es cultural, no económico. Por esta razón, se sostiene que los shocks externos pueden exacerbar los problemas de deuda soberana que surgen del desorden fiscal. Este desorden es producido por funcionarios que carecen del mérito e idoneidad necesarios para desempeñar sus cargos en la función pública.

 

4.  La clave está en la eficiencia técnica del gasto público.

 

                Zambia es otro país que enseña cuál no es la manera de gestionar la administración pública. Cualquier shock externo potencia el desorden económico interno; en el caso del país africano, fue el covid. No hay sorpresas. Casi la mitad de sus ingresos fiscales informaba The Economist,[xviii]  se destinan al servicio de la deuda; si se suma la masa salarial pública, queda poco. En 2019, su déficit presupuestario fue del 10,9% del PBI. Aunque la pandemia empeoró estos problemas, no los causó. Más bien, fueron las políticas derrochadoras de sus funcionarios públicos las que han debilitado su economía.

               El origen de la deuda pública son las equivocadas decisiones de gestión sin la corrección adecuada. Trevor Simumba,[xix] un consultor especializado en deuda soberana de Zambia[xx] fue concluyente:  “La gestión financiera ha sido calamitosa. A menudo, los departamentos individuales solicitan préstamos y el Ministerio de Finanzas se entera más tarde. Esto ha incentivado, por ejemplo, la compra de un jet presidencial y otros aviones.”  El colapso de las finanzas publicas no llega de un día para otro, todo derrumbe lleva su tiempo progresivo.

                Forma parte de los hábitos de la burocracia relajarse y negar la realidad.               Nadie se ocupa de corregir las distorsiones. Es frecuente entonces, observar que, en medio del caos administrativo y crisis de deuda, se busque estatizar empresas. Este proceso conlleva un costo   ya que implica la nacionalización de recursos y compromete las finanzas públicas futuras. Zambia tras el default de 2020,  nacionalizó mal las grandes minas y secó la inversión extranjera.[xxi]

             Recientemente, en Argentina, un tribunal de Estados Unidos condenó al país al pago de hasta 19.800 millones de dólares (equivalentes a 18.221 millones de euros) por la expropiación del 51% de YPF a la petrolera española Repsol. Esta acción se llevó a cabo en 2012 durante el gobierno peronista populista.  El silencio de los responsables de esta decisión, muchos de los cuales aún forman parte de la administración pública, resulta desconcertante.

           Los dos casos evidencian una mala praxis económica que resulta en un alto costo fiscal.  Por su parte, la justicia penal no aplica las sanciones correspondientes, por lo que la mayoría de estos delitos contra la administración pública quedan impunes. En otras palabras, los delitos cometidos por los administradores públicos que generan un costo económico y social adicional son ignorados.  La corrupción tiene costo fiscal significativo para cualquier país. En términos económicos, las 15 causas de corrupción más importantes en Argentina, que se iniciaron entre 1990 y 2013, representan un perjuicio económico para el Estado de más de 6200 millones de dólares y no hay condenas firmes.[xxii]

            En términos sociales, la corrupción también tiene un costo directo en el déficit público. Este se refleja en la disminución de escuelas, hospitales y rutas, lo que a su vez genera la destrucción de empleo y un aumento en la pobreza socavando todo desarrollo económico.[xxiii] Además, la corrupción es percibida como un impuesto a la inversión, lo que disminuye su volumen y, como consecuencia, la capacidad de una sociedad de modernizarse, aumentar su producción y sus salarios. En definitiva, una población sometida a la corrupción no tiene forma de liberarse ni progresar.

           En el último informe elaborado por Transparencia Internacional,[xxiv] donde los países se puntúan en una escala de 0 (muy corrupto) a 100 (muy limpio), Argentina obtuvo una calificación de 35 puntos sobre 100. Zambia, por su parte, obtuvo 38 de los 100 puntos posibles. En nuestra región, Uruguay y Chile están mucho mejor valorados, con 74 y 67 puntos respectivamente. Se puede observar que los niveles educativos entre los países comparados actúan como un factor desencadenante de los parámetros expuestos. A menor nivel de educación, hay un menor desarrollo, mayor corrupción y mayor desorden en la administración pública en cualquiera de los tres poderes del Estado.

                  El gasto público debe realizarse de tal manera que se alcancen los objetivos deseados con el mínimo de recursos posibles, es decir, con la mayor productividad para el beneficio social y salud de las finanzas. La corrupción[xxv] y la falta de nivel educativo son trastornos crónicos   que impiden alcanzar los objetivos de desarrollo económico y una eficaz gestión del gasto público. Aquellos que sostienen que el Estado no necesita ser productivo están equivocados. Deberían explicar por qué los déficits públicos provocan graves desequilibrios en la economía, afectando la calidad de vida de los ciudadanos, como la inflación y la pobreza.

 

5. Consideraciones finales

 

           El reciente fracaso de las negociaciones de deuda entre Sri Lanka y China es un importante precedente en el manejo de la insolvencia soberana de cara al futuro de la geopolítica global. El origen se debió en parte a las normas que restringían a los banqueros chinos el reconocimiento y la condonación de deudas incobrables. La condonación de la deuda habría dejado a las empresas chinas que construyeron la infraestructura de Sri Lanka sin dinero, lo que habría desencadenado las mismas preocupaciones políticas que existen en los casos de sobreendeudamiento interno y que ese país no puede solucionar.

     Por los volúmenes de deuda y los actores involucrados la explosión de la deuda soberana producirá mayor inestabilidad económica y estancamiento, que en experiencias pasadas. No basta a los países reestablecer la balanza comercial, sino que deben recuperar la credibilidad tanto interna como externa. Los prestamos proporcionados por China no son dirigidos a infraestructura, sino a rescates. Ese ingrediente no soluciona, sino que potencia los riesgos, porque además de la debilidad interna de los países en problemas, a la hora de negociar, se produce un conflicto entre las particularidades de China y el FMI o el G-20 que retrasan las soluciones coordinadas.

   Son tiempos donde entra en crisis el concepto de deuda razonable y deuda insostenible. Para aquellos que sostienen que ciertos ratios de deuda pública son saludables para el desarrollo, se contraponen quienes consideran que esa deuda manejada de forma irresponsable lleva al país a un gran desorden económico y posible default ¿Cuál es el límite de uno u otro concepto? La decisión la tienen quienes prestan esos fondos y no los deudores que tienen que pagar.

  La escalada de los conflictos bélicos se transforma en una amenaza para el libre comercio y compromete aún más las finanzas públicas de algunos países. No puede ignorarse el aumento de los costos en fletes marítimos o la interrupción de suministros por los conflictos en el mar rojo,[xxvi] que se traslada a mayores presiones inflacionarias. Pero una amenaza mayor se cierne sobre buena parte de la población mundial, que es el riesgo de inacción y relajación por parte de los gobiernos para abordar la solución de la deuda.  

    Los casos de Sri Lanka, Argentina y Zambia merecen ser observados. China logró reestructurar la deuda con el primero de los países en términos más eficaces que occidente y eso no fue del agrado de Wall Street. Las negociaciones de reestructuración prolongadas agudizan los daños sociales, no solo económicos. También las recuperaciones de los fondos de bonos y demás inversores que ven demoradas el cobro de sus deudas. No resulta lo mismo por el volumen la deuda a reestructurar de Gana o Surinam, que de Pakistán o Argentina.

             No hay concordancia entre las normas aplicables para los casos de reestructuración de deuda soberana, ahora que los actores son multipolares. Las reglas del G-20 con su marco común o las del FMI entran en tensión con los objetivos y ambiciones de China. Los engranajes no encajan de esa manera y las pérdidas y costos crediticios son mayores para todos los involucrados: ¿Quiénes deben soportar las mayores pérdidas, los tenedores de bonos o las agencias oficiales de préstamos ? Es lógico que el interés de China sea que la mayor condonación de deuda la sufran los privados, y no los entes públicos, que son en el caso de ese país los mayores prestamistas globales. El gobierno de China maneja estas entidades.  

           Las prácticas crediticias sin una adecuada valoración y gestión pueden resultar en una trampa para los gobiernos. En la forma de reestructuración de la deuda soberana, se advierte la reconfiguración global en curso, donde la estrategia de ‘extender y fingir’ no está favoreciendo las soluciones que requieren de coordinación y confianza entre los prestamistas. El tiempo es un factor crucial en el tema analizado. Las urgencias para atender al servicio de la deuda cambian las prioridades de los gobernantes, quienes desplazan temas como salud, educación y medio ambiente por sus compromisos financieros, a medida que las condiciones crediticias empeoran.

          Existe una clara vinculación entre insolvencia soberana,  desarrollo económico y reconfiguración geopolítica. La insolvencia soberana no se concibe tanto como la incapacidad de un país para pagar sus deudas, sino más bien como la incapacidad regular y permanente de generar suficiente liquidez para asumir los compromisos líquidos y exigibles.  En términos de desarrollo económico,[xxvii]   cuando un país no puede tomar decisiones viables y las condiciones del mercado se deterioran debido a desórdenes políticos, shocks externos o ambas, es posible que surja una crisis de la deuda que perturbe gravemente y de manera prolongada los objetivos de desarrollo.

         Las tensiones comerciales y financieras que provoca esta situación de insolvencia, debido a su volumen, pueden a su vez desencadenar flujos inmediatos de salida de capitales, migraciones, cancelación de inversiones, problemas de suministro e imponer cambios en los equilibrios de poder entre países. Según las proyecciones generales del Banco Mundial, se espera que los costos de la deuda aumenten un 39% en la lista de los 24 países más pobres en los próximos meses. Por lo tanto, el dilema de muchos gobiernos será gestionar y decidir entre invertir o pagar.

      

            

 

Carlos Alberto Ferro

Mendoza, Argentina. Enero 2024

carlosalbertoferro@uda.edu.ar

 



Nota: este articulo fue publicado originariamente en el perfil del autor en linkedin: https://www.linkedin.com/posts/especialista-derecho-insolvencia_insolvencia-soberana-desarrollo-econ%C3%B3mico-activity-7154485403184463872-XkvB?utm_source=share&utm_medium=member_desktop

[i]  Cosentino, Adrián, Sasa, Matías, Pablo Carrera Mayer, Fabian de Achával, Mariel Coretti, Fabian Dalló,” Crisis y reestructuración de deuda soberana” ed. Eudeba Argentina 2017 p. 221

[ii] Las alternativas de solución diseñadas son las siguientes: Readecuar el peso de la deuda a su real capacidad de pago (ajuste fiscal/reducción de emisión/ cambio de política monetaria). Solicitar una reestructuración con amenaza de default. Combinación de ampliación de plazos de vencimiento (espera), reducción de capital adeudado (quita) y disminución de la tasa de interés. Solicitar un paquete de asistencia financiera o rescate (bail outs) por una organización financiera de crédito. La solución puede ser adoptando una de las variables (Tequila-México 1995), Sri Lanka (2022)[ii]; las tres simultáneamente (Troika-Grecia 2012) o una sola de ellas, que, al fallar, da paso a otra de las alternativas (Blindaje [2000] – Megancanje [2001] y default [2001]- Argentina).

[iii] Los interesados pueden consultar el informe del FMI sobre este país en el website: 1LKAEA2023001.pdf marzo de 2023.

[iv] Estimada en U$S 51.000 millones de dólares

[v] Skandha Gunasekara y Alex Travelli. The New York Times. 20.03.23 Sri Lanka, cuya economía se tambalea recibe un rescate de U$S 3.000 millones . 8.1.24 website: https://www.nytimes.com/

[vi] Ex funcionario del Tesoro estadounidense. The economist (2020) ¿ How can governments recover faster from insolvency?25.12.23. webiste: https://www.economist.com/

[vii] Vitor (G.)Poplawski (M.) Ribeiro, (J.Y) 13.09.2023. La deuda mundial reanuda su tendencia ascendente.3.1.24 website: https://www.imf.org/es/Blogs/Articles/2023/09/13/global-debt-is-returning-to-its-rising-trend

[viii] Salazar Castellanos (D.) 13.12.2023 Bloomberg línea, La deuda acorrala a los países en desarrollo. 16.01.24 website: https://www.bloomberglinea.com/

[ix] www.datosmacro.expansion.com

[x] www.datosmacro.expansion.com

[xi] Desde el 7 de octubre pasado, cuando Hamas invadió Israel, el gasto y la deuda del gobierno de Tel Aviv se dispararon. Como resultado, la recaudación de impuestos se desplomó, las exportaciones disminuyeron y la calificación crediticia del país sufrió un fuerte golpe. Según el Banco de Israel,[xi] se espera que el Producto Bruto Interno (PBI) de Israel caiga de un crecimiento proyectado del 3% en 2023 a solo el 1% en 2024.  

[xii]  Ip,(G.) 22.11.23 Wall street Journal “Argentina es un caso de dominancia fiscal” web site: https://www.wsj.com/

[xiii] Según el “Observatorio de la Deuda Social” el índice de pobreza en Argentina fue del 44,7% en el 2023. Fuente: https://www.baenegocios.com/

[xiv] Profesora de economía en la Universidad de Stony Brook

[xv] Smith J.T.(2023) . Los vigilantes de los bonos de Wall Street están en batalla. 19.12.23. website: https://www.nytimes.com/  

[xvi]  Ferro (C.) El dilema de los gobiernos: navegando en un mar de rescates insolventes. Diciembre 2023. Web site: https://www.linkedin.com/

[xvii] Nota de autor: Esto último es importante y se destaca porque la dolarización propuesta por ciertos economistas no soluciona los problemas de déficit de Argentina. Mientras estos no se reduzcan, el default estará tocando la puerta de todos los hogares de los países que pretenden adoptar el dólar como moneda de curso legal. Estas cuestiones de educación financiera no se enseñan en ningún nivel educativo y son la consecuencia del endeudamiento imprudente que genera hiperinflación en lo interno y crisis de deuda en lo externo.

[xviii] The Economist. 2.05.2020. Zambia ya era un caso de estudio sobre cómo no gestionar la economía. 17.01.2024. website: https://www.economist.com

[xix] The Economist. 2.05.2020. Zambia ya era un caso de estudio sobre cómo no gestionar la economía. 17.01.2024. website: https://www.economist.com

[xx] Nota de autor: El paralelo con Argentina es evidente. Los préstamos recibidos tanto por Zambia como por Argentina provenían de China, en condiciones absolutamente secretas. Muchos de esos préstamos no aparecen en las cifras oficiales. Estos sumaban alrededor de 10 mil millones de dólares en abril de 2019 para el país africano, según un análisis del FMI y el Banco Mundial. La mayoría se le debe a China por concepto de infraestructura. Dado que estos préstamos pueden incluir el activo subyacente como garantía, han llevado a la especulación de que cualquier reestructuración de la deuda de Zambia con China podría implicar la entrega de carreteras, aeropuertos o tal vez incluso minas. (Zambia lo niega).

[xxi] Mopani Cooper Mines declaró unas pérdidas de 300 millones de dólares en el 2022, después de que la multinacional Glencore vendiera su participación mayoritaria a la empresa minera estatal ZCCM-IH por 1.500 millones de dólares en 2021. García Vega (M.) 25.10.23.Zambia se encomienda al cobre y Silicon Valley.20.1.24. web site: https://elpais.com/

[xxii] Sabat (A.) 16.12.2023. La Nación. El incalculable costo de la corrupción. 17.01.2024 website: https://www.lanacion.com.ar/

[xxiii] Torres (I). 5.04.2018. Infobae. El costo de la corrupción. 17.1.2024 webiste: https://www.infobae.com/

[xxiv] https://www.transparency.org/

[xxv] Se recomienda sobre el tema, el libro del autor Jorge Lanata, Óxido: historia de la corrupción en Argentina 1580-2023 (Sudamericana) 

[xxvi] Rizvi (O.). 16.01.24. Lo que el conflicto y las tensiones en el mar rojo pueden significar para Europa.20.01.24 web site: https://es.euronews.com/

[xxvii] Los interesados podrán descargar el trabajo sobre Deuda pública y restricciones para el desarrollo en América Latina y el Caribe (cepal.org) en el web site: https://repositorio.cepal.org/


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